Pensando en ellos, reconozco que he tenido mucha suerte. Es raro como (al romperse una relación) uno debe acostumbrarse a la idea de no ver más a los actores secundarios de esa película que (lastimosamente) ya terminó: papá, mamá, los hermanos, los primos, los tíos (en especial la tía que siempre que me veía me saludaba con un animoso "sobrino!!!") y los geniales, maravillosos y sumamente lindos sobrinos, cada uno con su respectivo encanto y uno que es un Angelito que protege a todos. Todos fueron parte de la escenografía de mi vida. Lograron ser, casi casi, como una familia paralela. Sin embargo, de un momento al otro, por motivos que les son ajenos, debí salir expectorado de sus vidas.
Lo admito: extraño mucho a esa gran familia, como última anécdota me queda cuando me recordaban (o mejor dicho se burlen de la poca habilidad para el baile que tengo) que les de clases de zapateo, que en serio pensaba dárselas... je! xD
0 comentarios:
Publicar un comentario